Toñi y Danko.  El dolor se cura con amor.

Hace ocho años, una profunda tristeza invadió el corazón de Toñi cuando su perro falleció. Desde entonces, no había querido ni siquiera pensar en tener otro perro, porque aún persistía en ella la ausencia y el terrible vacío que deja un ser querido cuando se va. 

Pero, el destino a veces nos trae sorpresas inesperadas, y un día Toñi se encontró con Danko en una foto que circulaba por internet y algo palpitó fuerte dentro de ella. Aunque Toñi no estaba segura al principio, sintió que algo dentro de ella la impulsaba a conocer y quedarse con Danko. La idea se reforzó cuando le vio en persona. Sintió que debía irse a casa con ella. 

Sin embargo, no fue fácil convencer a la protectora de que ella era la mejor opción para adoptarle. El perro había pasado por dos casas de acogida previamente, y en su última casa lo habían dejado abandonado en una terraza, sin comida, agua ni abrigo, durante el frío invierno. La protectora grabó un vídeo de Danko llorando de tristeza, y cuando lo vieron en ese estado por segunda vez, decidieron quitarlo de esa casa.

Toñi se comprometió a cuidar bien a Danko, y desde entonces han sido inseparables. Incluso la chica de la casa de acogida le había dicho que si ella no lo quería, se lo quedaba ella, porque Danko era tan bueno y tan amoroso que se había enamorado de él.

Ahora, Toñi y Danko conforman una kazoku feliz y unida, y no pueden imaginar la vida el uno sin el otro. Toñi ha vuelto a recuperar la alegría y ha descubierto dos cosas. 

  1. Cuando alguien se va, ese hueco queda ahí para siempre. No se puede sustituir pero… el corazón es un músculo y se puede agrandar más y más. Cabe más amor y más perros.
  2. El dolor se cura con amor y, en este caso, el uno ha sido bálsamo del otro y viceversa. 
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